LA BIBLIOTECA SECRETA DENTRO DE LAS AVENTURAS DE IÑIGO: EL MESTIZAJE Y EL AMOR POR LOS HIJOS. (BERNAL DÍAZ DEL CASTILLO)

 


Nací y crecí en los años 70´s, en un pequeño cuarto en el patio trasero de una vieja casa de estilo colonial que Don Juan Nommensen y Doña Amelia rentaban a un precio bajo a mis padres cuando ellos recién se casaron. Don Juan era un anciano de más de 90 años, alemán, blanco, alto, robusto y de profundos ojos azules y Doña Amelia era una dulce viejita, morenita de rasgos mestizos, bajita, de agradables ojos negros, siempre sonriente y alegre, a los que quise mucho.

Ellos vivían en la casa principal, al frente de la finca, y mis padres al fondo. Fueron para mí, debo decirlo, como unos terceros abuelos. Los primeros años de mi vida crecí escuchando a través de la voz nostálgica de Don Juan, increíbles historias de Alemania, de su familia, mirando el viejo álbum de fotos de Don Juan, de ese país tan lejano y precioso, de bastos bosques verdes y castillos imponentes, que aun sueño y anhelo conocer algún día como lo hacía cuando niño.

Recuerdo muchas historias que me contó mil y un veces, todas ellas llenas de aventuras. Como cuando él siendo un joven de 17 años,  sus padres lo enviaron junto a otros muchachos alemanes en un barco de vela con destino a San Francisco California, para impedir ser reclutados por su gobierno durante la primera guerra mundial y evitar que murieran  en los campos de guerra.

El barco después de una larga travesía tuvo que dar la vuelta por tierra de fuego en Argentina, y ahí les aconteció una gran tormenta que de milagro salieron con vida. Estuvieron un tiempo en Valparaíso,  y después navegando por meses rumbo norte, tuvieron un desperfecto por lo que debieron hacer escala en Mazatlán para reparar la nave antes de partir a San Francisco. Entonces Don Juan conoció México, su gente, y se quedó a vivir para siempre en las costas del pacifico mexicano.

Mi papá siempre nos contó que Don Juan le ayudó mucho para salir adelante dejándole la renta muy baja, porque había adquirido al casarse con mi madre una carnicería a través de un crédito bancario en el mercado municipal (mi padre era carnicero), Don Juan estaba agradecido con  mi bisabuelo Joaquín Escovar,  (quien hablaba Alemán por haber estudiado Medicina en Berlín) ya que éste le ayudó mucho en su adaptación, traduciéndole, porque al inicio, Don Juan cuando llegó a México en 1914 no hablaba nada de español. 

Un día le pregunté a Don Juan ¿porqué no había regresado a Alemania? Me dijo que aquí en México había encontrado todo lo que lo hacía feliz, una esposa e hijo a los que tanto amaba, amigos y una vida placentera.

¿Cuántos ancestros nuestros fueron como Don Juan Nommensen? Gentes de tierras muy lejanas, que surcaron inmensos mares para terminar casándose con personas de estas tierras, criando familias y amando nuestros países y culturas. Quienes vivimos en América lo sabemos de sobra más que nadie.

Crecí toda mi vida sin tener ningún problema con mi ascendencia Española. Por el color de mi piel blanca y pelo rojo sabía perfectamente que mis antepasados en parte eran europeos, pero también tenía familiares con rasgos mestizos, entendiendo este término como hijos de padres de diferente ascendencia étnica, principalmente entre blanco y amerindios.

Mi hermano Jair a la izquierda con pelo corto, yo al centro y mi hermano Cuauhtémoc el más alto.

Por ejemplo les contaré, que mi abuelo materno Leocadio Magaña (vendía mezcal en tinajas y mulas que llevaba de Mazatlán a Durango por la sierra, a 2 días a caballo cuando se casó con mi abuela) su piel era morena y era de estatura media, sus rasgos eran más mestizos que europeos, mi abuela su esposa Francisca Lizárraga (cuidaba de mi madre y tía en un poblado en medio de la Sierra Madre llamado El Espíritu Santo donde nació mi madre, a 1 día en caballo de Mazatlán, o sea a mitad de la ruta) era de tez muy blanca, ojos aceitunados y alta. Mi abuelo paterno Pantaleón Escobar (cuando se casó con mi abuela  trabajaba en una carnicería) era blanco y alto, y mi abuela Luz Díaz (empleada de una tienda de ropa), era alta, pelo y ojos negros y tez morena clara.

Así que tengo familia cercana, hermanos, primos, tíos, sobrinos, como decimos por acá, de todos colores y sabores. Yo también sé que tengo esa sangre mestiza, aunque en mi hayan predominado más los rasgos blancos, pero al final, todos en mi familia nos sabemos como una mezcla de razas, pero principalmente española e indígena de la cual nadie debe avergonzarse, incluso por eso mi padre le puso a mi hermano mayor Cuauhtémoc. En resumen, nos asumimos todos como mexicanos, y como verán, por lo menos mi familia más cercana, no era rica, y se pude decir que mis abuelos cuando recién empezaron a forjar sus familias eran, en todo caso, pobres.

Todo marchaba bien, hasta que ocurrió que un día,  mi hijo mayor (también es pelirrojo)  de chico me preguntó: Papá ¿de dónde venimos? orgullosamente le dije que nuestros ancestros eran Españoles, aunque llevamos sangre indígena en nuestras venas, explicando a grandes rasgos lo ya descrito, y que ahora todos somos mexicanos, y muy triste me dijo que la maestra de primaria les había dicho que en la conquista los españoles eran malos y los indios buenos, y como él parecía más español que indio, él sentía que venía de los malos.

He escrito ya en otras publicaciones que el objetivo principal cuando escribí Las Aventuras de Íñigo era generar recuerdos positivos en mis hijos y fuesen una fuente de memorias felices para ellos cuando fuesen grandes, por eso el personaje principal de la historia era un niño Español y por supuesto, bueno, para reafirmarle su ascendencia y generarle seguridad a mi pequeño hijo y que no se sintiera menos, ni avergonzado de su origen.

Así que un libro recomendado que deseo lean mis hijos en su adultez, con juicio crítico, es, LA VERDADERA HISTORIA DE LA CONQUISTA DE LA NUEVA ESPAÑA por BERNAL DÍAZ DEL CASTILLO.  En este libro, cuando lo leí, entendí lo complejo, difícil y contradictorio que fue la conquista, para ambos lados, el de los nativos y el de los españoles, ya que el choque de culturas era impresionante. Resumo algo del libro nada más para destacar el tema del choque cultural.

Bernal Díaz del Castillo nos relata como este grupo de españoles liderados por Hernán Cortés llegaron a un lugar desconocido,  y donde sin saberlo, se encuentran en medio de un territorio con varios pueblos indígenas en guerra, con alianzas de todo tipo y distintas lenguas y dioses. Algunos de estos pueblos les enfrentan por ser extranjeros, pero otros pueblos, les reciben con los brazos abiertos y les piden ayuda para vencer al pueblo predominante, ya que les explican, les esclavizaban, robaban a sus hijos, violaban a sus hijas y mujeres y cuando  los tomaban prisioneros, eran desmembrados en sacrificios humanos.

PRACTICA CULTURAL DEL SACRIFICO HUMANO (DESCUBRIMIENTO ARQUEOLOGICO RECIENTE EN MÉXICO)


OTRAS PRACTICAS DE LOS AZTECAS QUE TAL VEZ NO CONOCIAS

No deseo se me tome a mal, ni se piense entonces que opino que nuestros antepasados indígenas eran  malos, no, al contrario se les debe respetar y entender sin tomar partido por ningún bando, solo quiero señalar que así eran las costumbres que llevaban miles de años predominando en estas tierras de América, y bueno, de todos estos  pueblos naturales habían algunos (los subyugados) que deseaban cambiar las cosas, y aprovechando la llegada de los españoles buscaron modificar su realidad, naciendo a mi parecer, la transculturización y propiciando el paso civilizatorio de la que ahora somos parte.  Cito fragmento del Capitulo LXIX:

“…y dijo el viejo Xicotenga: Malinche, porque mas claramente conozcáis el bien que os queremos, nosotros os queremos dar a nuestras hijas para que sean vuestras mujeres y hagáis generación porque queremos teneros como hermanos… y como era ciego Xicotenga con la mano tentaba a Cortés en la cabeza y en las barbas y rostro”.

Así los indios tenían esta costumbre de casar a sus hijas, semejante a la de muchos pueblos, con los hombres que ellos opinaban les darían mejor vida y descendencia.

Por cierto, debo aclarar que lo que fueron nuestros padres y ancestros, ya sea indios americanos, español, alemán o japonés, etc… no fue elección nuestra, no debemos sentirnos culpables de nada, ni condenar al pasado, el cual no nos pertenece,  tampoco podemos juzgar sus costumbres bajo los valores actuales, con los ojos de nuestro presente, ya que antes imperaban otros códigos de conducta, además sabiendo de antemano que provenían de diversas religiones muy distintas, con distintos valores, pero lo que sí debemos que tener claro, es que SI es nuestra responsabilidad  lo que vamos a hacer con nuestra vida presente y futura.

Con la lectura de este libro comprendí que nuestros antepasados conocieron mujeres indígenas y se casaron con ellas, vivieron, formaron familias  y tuvieron hijos a los cuales amaron. En este libro se narra como la Sra. Marina, la malinche,  formaba parte de una comitiva de esclavas otorgadas a Cortés, para después  llegar a ser su pareja y le da un hijo llamado Martín Cortés.

También hubo otro Español llamado Gonzalo Guerrero, naufrago, que termina siendo esclavizado por unos caciques Mayas, y de ser esclavo por varios años, al tiempo se gana la confianza y libertad de sus captores, se casa con una indígena y  hace vida entre ellos. Narra un poco su historia Bernal Díaz del Castillo.  Cito parte del Capítulo XXIII: “ Hermano Aguilar, yo soy casado y tengo tres hijos y tienen me por cacique y capitán cuando hay guerras… Y ya veis estos mis hijitos cuan bonitos son”.

Esto que escribo ocurrió hace 500 años, pero consideremos que siempre han emigrado personas de todas partes del mundo a mi país y en todas las épocas ya en condiciones muy distintas. Solo en la preparatoria tenía amigos que se apellidaban Wong, Chio, Kelly, Rice, Fiore, Muller, Reynaud, por citar solo algunos apellidos no españoles, todos estos amigos ya se casaron y el mestizaje de culturas y procedencias de todo el mundo sigue su curso natural en México.

Escultura de Miguel de  Cervantes vandalizada en San Francisco California.

Me han dicho que no debería subir este escrito al blog, pues seré atacado, ya que actualmente hay un fuerte movimiento indigenista, que tristemente se han encargado de fomentar el odio, el repudio a los españoles o europeos blancos, acusándolos de ser fuente de todo mal de nuestros países americanos, e idealizando al grado de la fantasía mitificada a los antiguos pueblos indígenas, y que por desgracia gran parte de la población les ha comprado el discurso, ya sea por ignorancia, o por la forma tan fácil de manipular a las juventudes a través de las redes sociales.

Lo siento, ya he escrito acerca de la importancia de fomentar la lectura de textos largos a nuestros hijos conforme vayan creciendo para formar su carácter y mente crítica, y no puedan ser fácilmente manipulados cuando jóvenes, como ocurre actualmente de manera masificada (dejo el link para quien no haya leído  el post):

PORQUÉ RECHACÉ LA OFERTA DE PUBLICAR LAS AVENTURAS DE ÍÑIGO EN JAPÓN

Pero como padre no puedo permitir que a mis hijos y futuros nietos se les lleve por este camino de odio, de repudiar su origen, apellido, color de piel, ojos y pelo, ya sea porque son blancos o morenos,  según vaya conviniendo a la corriente política en turno. Debemos unir, conciliar, amar, antes de odiar, señalar, dividir por actos que ocurrieron hace más de 500 años y de los cuales ninguno nosotros fuimos responsables de ninguno de ellos.

Luis G. Escobar Magaña.

Si te gustó la reflexión da click y descarga la muestra de nuestros libros:

LA ORDEN DEL GENERAL CORTÉS: LIBRO1


Comentarios

Entradas populares