Mi nueva Filosofía: “Llegando a casa me dejaré guiar por mis hijos y que sea lo que Dios y ellos quieran hacer”
Ayer llegando del trabajo, me dejé vendar los ojos por mis
hijos, me quitaron los zapatos y calcetines, y me hicieron caminar descalzo por
un campo minado de “popós” de plastilina, el juego era quien pisara menos “cacas”
ganaba. Super divertido.
Hola amigos de las Aventuras de Íñigo, creo que a raíz de
estos tiempos de crisis, verdaderamente difíciles para todos nosotros, quienes
somos padres, tenemos una doble carga emocional sobre nuestros hombros, salir
todos los días a buscar el sustento para el hogar con los miedos inherentes por
los consabidos riesgos de contagio y después regresar a casa por la tarde o
la noche y buscar dar la mejor cara a nuestra familia.
En mi caso mis hijos tienen la costumbre (sospecho que
inculcada por su madre) de dejar lo que estén haciendo y de correr a abrazarme
en cuanto cruzo el umbral de la puerta, y entre sonrisas y besos sueltan la pregunta
diaria: ¡Bienvenido Papá! ¿Cómo te fue en el trabajo?, y aunque haya tenido un
mal día, debo responder contento dando mi mejor sonrisa: ¡Bien hijos, muy bien!, pues ellos, ¿qué culpa tienen de cargar
con todos los problemas de este mundo? a su edad solo piensan en jugar y ser
felices. ¿Les ha pasado lo que a mí?
Mi hijo tiene nueve, como no hay escuela, y por la pandemia
las actividades extra escolares están suspendidas, siempre desea jugar conmigo cuando
llego, así que hace unas semanas adopté la siguiente Filosofía la cual me ha
dado excelente resultado como terapia, me ayuda a olvidar y dejar todo lo malo
fuera de casa, ahora duermo mucho mejor, y deseo compartírselas: “Llegando
a casa me dejaré guiar por mis hijos y que sea lo que Dios y ellos quieran
hacer.” Tengo una semana que me he divertido de lo lindo. He visto la película
de Bob Esponja, he caminado por un campo minado de popós, hemos contado
chistes, adivinanzas y leído cuentos antes de dormir. Con risas, muchas risas
incluidas y me he sentido mucho mejor. Se los recomiendo.
Además, soy un convencido que ver a nuestros hijos reír y
ser felices forma parte de los mejores momentos que todos los padres podemos
experimentar. Encontré en la web que la risa es muy buena para nuestros hijos, se los comparto:
A nivel fisiológico: cuando el niño suelta una carcajada
está ejercitando los músculos de la cara y del abdomen. La risa es un excelente
relajante muscular y liberador de tensiones, fortalece el corazón y el sistema
inmunológico. Cuando tus hijos se ríen están generando endorfinas, provocando
sensaciones de placer y de bienestar.
A nivel cognitivo: Estudios han demostrado que la risa
aumenta la memoria, la atención, el aprendizaje y el pensamiento creativo
debido a que el cerebro está más irrigado y oxigenado.
Beneficios emocionales y sociales: los niños que se ríen mucho son niños felices, expresan sus emociones y liberan tensiones. La risa además es una excelente terapia anti estrés.
Este cambio de perspectiva y actitud cuando llego a casa del trabajo me ha ayudado a volver a mirar la vida con ojos y corazón de niño. Me he dado cuenta que en tiempos difíciles tenemos mucho que aprender de nuestros hijos pequeños, esa sonrisa sin estrés, esa mirada curiosa, esa risa autentica y desbordante de vida.
A todos los que me leen les
deseo que se den permiso de redescubrir el niño y la niña que llevan dentro, y
vivan nuevamente la magia interior sin miedo al que dirán.
PARA REIR UN POQUITO Y CONTARLE A NUESTROS NIÑOS.
¿POR QUÉ LLORABA EL LIBRO DE MATEMÁTICAS?.... ¡Porque tenía
muchos problemas!
¿QUÉ LE DIJO UNA TAZA A OTRA TAZA?.... ¿Qué es TAZA haciendo?
¿QUÉ LE DIJO UN TECHO A OTRO TECHO?.... TECHO de menos.
LE DICE UN NIÑO A SU PAPA:
—
Papá, papá, en la escuela me dicen el
interesado.
—
¿Por qué te dicen eso hijo?
—
Dame 5 pesos y te lo digo.
Comentarios
Publicar un comentario