Me negaron la publicación de los cuentos por citar EL QUIJOTE DE LA MANCHA
LA BIBLIOTECA SECRETA DENTRO DE LAS AVENTURAS DE ÍÑIGO: “EL QUIJOTE DE LA MANCHA”
Ya he comentado en otras publicaciones que cuando escribí los cuentos de Íñigo, más allá de buscar entretener a mis hijos durante su niñez, buscaba educarlos y dejar rastros de una biblioteca de libros recomendados por su padre para ser leídos durante su juventud.
He recomendado LA BIBLIA, de PEREZ REVERTE, EL CAPITÁN ALATRISTE, CLUB DUMAS, MAESTRO DEL ESGRIMA, PINTOR DE BATALLAS, otra recomendación para mis hijos es que deben leer LA VERDADERA HISTORIA DE LA CONQUISTA DE LA NUEVA ESPAÑA por BERNAL DÍAZ DEL CASTILLO. Aquí develo el 3er libro que recomiendo deben leer cuando los niños sean grandes. EL INGENIOSO HIDALGO DON QUIJOTE DE LA MANCHA.
En lo personal creo que EL QUIJOTE debe ser una lectura obligada por todo hispano parlante, ya que tal vez sea la mejor y más grande novela de la historia que ha sido escrita, además bajo el velo de su sorprendente locura en Don Quijote florecen los valores e ideales más solidarios, aquellos que nos llaman en todo momento a la justicia, la bondad, la belleza, el amor y la libertad.
Aquí una anécdota curiosa: Cuando escribí las aventuras de Íñigo y quise fuera explicito mi reconocimiento y gratitud a MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA por su legado. En el texto original para mis hijos del cuento LA LUCHA CONTRA SERTAR, un servidor había escrito que el Capitán Nuño entrega EL LIBRO DEL QUIJOTE DE LA MANCHA A ÍÑIGO y es con este libro que Íñigo aprendió a leer y escribir. Pero por desgracia, cuando busqué su publicación, una editorial (omitiré su nombre por razones obvias), me criticó este detalle, ya que no cuadraban las fechas de la colonización de México de 1540 año aproximado que se ambienta mi cuento, con la publicación del quijote 1605 y me dijo eso pudiera confundir a los niños de 6 años de edad, aunque en mis cuentos no se mencionaran fecha alguna.
De nada sirvió que yo les explicara de mi real intención de incrustar una biblioteca secreta dentro de LAS AVENTURAS DE ÍÑIGO, de nada sirvió que yo les dijera que Dumas hizo lo mismo con los Tres Mosqueteros y Veinte Años Después, donde extrapolaba la historia real con ficción, aunque no coincidieran fechas a pesar de las críticas de los literatos e historiadores, ya que lo que realmente buscó este gran escritor, era que el lector a través de la ficción fuese capaz de sentirse dentro de los episodios históricos a través de la perspectiva de los personajes del relato y no su exactitud. Y en todo caso, desde mi opinión, era más verosímil que un niño leyera un libro escrito casi en las mismas fechas, a que existiera una serpiente gigante, un toro de cuatro cabezas que lanzaba fuego y un bosque encantado que habla. Pero ningún argumento de estos contó para la editorial.
Así que el gran tributo a MIGUEL DE CERVANTES Y EL QUIJOTE, lo deposité en el cuento del FUEGOTAURO, cuando Íñigo crea al “GIGANTE DE VIENTO” en franca alusión a los molinos de vientos para engañar al toro de cuatro cabezas. También deseaba dejar en claro a mis hijos, que todo lo que se lee en los libros, siempre nos ayuda y puede ser usado para nuestro beneficio en algún momento. Cito el cuento: “En el libro que le había regalado el Capitán Nuño, Íñigo había leído que, en una ocasión, el personaje principal había confundido unos grandes molinos de vientos con gigantes y pensó que probablemente podría engañar al Fuegotauro de la misma manera”.
¿Ha escuchado usted la famosa frase? “ Deja de luchar contra molinos de vientos”, si no lo sabía es una expresión que nace del Quijote y sus enseñanzas, que significa "Deja de pelear contra enemigos imaginarios". Así como esta historia de los Molinos de Vientos.
El libro del Quijote tiene muchos pasajes francamente imperdibles. Si no lo has leído aun, te lo recomiendo, puedes leer capítulos aislados ya que cada uno es una pequeña novela y no desmerece en nada su sabiduría.
Para los que no han leído al Quijote o ya habrán olvidado este famoso pasaje se los dejo integro. Que lo disfruten.
CAPÍTULO VIII
Del buen suceso que el valeroso don Quijote tuvo en la espantable y jamás imaginada aventura de los molinos de viento, con otros sucesos dignos de felice recordación
En esto, descubrieron treinta o cuarenta molinos de viento que hay en aquel campo, y así como don Quijote los vio, dijo a su escudero:
—La ventura va guiando nuestras cosas mejor de lo que acertáramos a desear; porque ves allí, amigo Sancho Panza, donde se descubren treinta o pocos más desaforados gigantes, con quien pienso hacer batalla y quitarles a todos las vidas, con cuyos despojos comenzaremos a enriquecer, que esta es buena guerra, y es gran servicio de Dios quitar tan mala simiente de sobre la faz de la tierra.
—¿Qué gigantes? —dijo Sancho Panza.
—Aquellos que allí ves —respondió su amo—, de los brazos largos, que los suelen tener algunos de casi dos leguas.
—Mire vuestra merced —respondió Sancho— que aquellos que allí se parecen no son gigantes, sino molinos de viento, y lo que en ellos parecen brazos son las aspas, que, volteadas del viento, hacen andar la piedra del molino.
—Bien parece —respondió don Quijote— que no estás cursado en esto de las aventuras: ellos son gigantes; y si tienes miedo quítate de ahí, y ponte en oración en el espacio que yo voy a entrar con ellos en fiera y desigual batalla.
Y, diciendo esto, dio de espuelas a su caballo Rocinante, sin atender a las voces que su escudero Sancho le daba, advirtiéndole que sin duda alguna eran molinos de viento, y no gigantes, aquellos que iba a acometer. Pero él iba tan puesto en que eran gigantes, que ni oía las voces de su escudero Sancho, ni echaba de ver, aunque estaba ya bien cerca, lo que eran, antes iba diciendo en voces altas:
—Non fuyades, cobardes y viles criaturas, que un solo caballero es el que os acomete.
Levantóse en esto un poco de viento, y las grandes aspas comenzaron a moverse, lo cual visto por don Quijote, dijo:
—Pues aunque mováis más brazos que los del gigante Briareo, me lo habéis de pagar.
Y en diciendo esto, y encomendándose de todo corazón a su señora Dulcinea, pidiéndole que en tal trance le socorriese, bien cubierto de su rodela, con la lanza en el ristre, arremetió a todo el galope de Rocinante y embistió con el primero molino que estaba delante; y dándole una lanzada en el aspa, la volvió el viento con tanta furia, que hizo la lanza pedazos, llevándose tras sí al caballo y al caballero, que fue rodando muy maltrecho por el campo. Acudió Sancho Panza a socorrerle, a todo el correr de su asno, y cuando llegó halló que no se podía menear: tal fue el golpe que dio con él Rocinante.
—¡Válame Dios! —dijo Sancho—. ¿No le dije yo a vuestra merced que mirase bien lo que hacía, que no eran sino molinos de viento, y no lo podía ignorar sino quien llevase otros tales en la cabeza?
—Calla, amigo Sancho —respondió don Quijote—, que las cosas de la guerra más que otras están sujetas a continua mudanza; cuanto más, que yo pienso, y es así verdad, que aquel sabio Frestón que me robó el aposento y los libros ha vuelto estos gigantes en molinos, por quitarme la gloria de su vencimiento: tal es la enemistad que me tiene; mas al cabo al cabo han de poder poco sus malas artes contra la bondad de mi espada.
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